Esta pregunta no es tan fácil de contestar como parece, menos con un sí o un no. Debemos partir de la base de que no fuimos creados para vivir en la pobreza, sino en la abundancia. Entonces nos surge la pregunta: ¿por qué hay pobreza?, y muchos llegan mas lejos aún y se preguntan: ¿si Dios existe, por qué permite que haya pobreza? Volvemos entonces a la afirmación anterior, Dios no nos creó para vivir en necesidad, sino en abundancia de todo lo necesario, en todas las áreas de nuestra vida. Entonces, ¿por qué hay pobreza y miseria? Antes de continuar debemos hacer una diferenciación entre pobreza y miseria, la pobreza es la falta de lo mínimo necesario para vivir, o si se tiene se posee en poca cantidad y mala calidad. La miseria, muchas veces, va de la mano de la pobreza, pero muchas veces la encontramos en todas las capas sociales, se puede ser “miserable” en la manera de actuar, de pensar y de vivir. Cuantas personas que poseen todo lo económicamente deseable y más, viven de tal manera que la miseria se puede ver en sus vidas tan degradante y maloliente. Y en contraposición podemos ver personas pobres económicamente, que son humildes de espíritu y llevan vidas dignas y útiles para la sociedad. Tratando de contestar la pregunta inicial, comenzaré con lo que Jesús dijo: “a los pobres los tendrán siempre entre ustedes…” (Marcos 14.7), si Dios no nos creó para vivir en la pobreza, por qué dijo esto Jesús, porque El sabe qué hay en el corazón humano y mientras haya amor por el dinero, por las posesiones, avaricia, envidias y otros sentimientos egoístas, habrá pobreza. ¿Cómo terminar con la pobreza, entonces?, humanamente es imposible, pues tendríamos que cambiar el corazón humano y eso solamente está en las manos de Dios, si es que se lo permitimos y reconocemos que necesitamos un cambio. Pero si podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para disminuirla. Todos los esfuerzos destinados a que nuestro prójimo tenga una vida digna, siempre son buenos, pero debemos saber que ayudar a alguien a salir del estancamiento económico y vivir una vida digna, no se logra dándole dinero, se logra con un trabajo social integral, en todas las áreas de su vida. No olvidemos que el ser humano es: espíritu, alma y cuerpo, por lo que los planes sociales deberán estar enfocados a estas tres áreas. Si solamente le damos dinero y no han cambiado su manera de pensar, no cambiará su manera de vivir y muchos, sin generalizar, gastarán ese dinero de acuerdo a su escala de valores. Pero si en una primera instancia le ayudamos a suplir sus necesidades básicas de alimentación, higiene y salud, al mismo tiempo que le generamos el hábito de trabajo, si no lo tiene, o los reinsertamos laboralmente, si habían perdido su trabajo. Y realizamos un apoyo a la familia, los fortalecemos en valores éticos, morales y espirituales, obtendremos buenos padres, buenos ciudadanos, que habrán cambiado su manera de pensar, que se habrán dado cuenta que hay otra manera de vivir, por lo que serán ciudadanos dignos que ya no necesitarán ser “guiados” sino que sabrán “caminar” por si mismos y serán ellos quienes guíen e instruyan por el buen camino a sus hijos.
¿SE PUEDE ERRADICAR LA POBREZA?
Esta pregunta no es tan fácil de contestar como parece, menos con un sí o un no. Debemos partir de la base de que no fuimos creados para vivir en la pobreza, sino en la abundancia. Entonces nos surge la pregunta: ¿por qué hay pobreza?, y muchos llegan mas lejos aún y se preguntan: ¿si Dios existe, por qué permite que haya pobreza? Volvemos entonces a la afirmación anterior, Dios no nos creó para vivir en necesidad, sino en abundancia de todo lo necesario, en todas las áreas de nuestra vida. Entonces, ¿por qué hay pobreza y miseria? Antes de continuar debemos hacer una diferenciación entre pobreza y miseria, la pobreza es la falta de lo mínimo necesario para vivir, o si se tiene se posee en poca cantidad y mala calidad. La miseria, muchas veces, va de la mano de la pobreza, pero muchas veces la encontramos en todas las capas sociales, se puede ser “miserable” en la manera de actuar, de pensar y de vivir. Cuantas personas que poseen todo lo económicamente deseable y más, viven de tal manera que la miseria se puede ver en sus vidas tan degradante y maloliente. Y en contraposición podemos ver personas pobres económicamente, que son humildes de espíritu y llevan vidas dignas y útiles para la sociedad. Tratando de contestar la pregunta inicial, comenzaré con lo que Jesús dijo: “a los pobres los tendrán siempre entre ustedes…” (Marcos 14.7), si Dios no nos creó para vivir en la pobreza, por qué dijo esto Jesús, porque El sabe qué hay en el corazón humano y mientras haya amor por el dinero, por las posesiones, avaricia, envidias y otros sentimientos egoístas, habrá pobreza. ¿Cómo terminar con la pobreza, entonces?, humanamente es imposible, pues tendríamos que cambiar el corazón humano y eso solamente está en las manos de Dios, si es que se lo permitimos y reconocemos que necesitamos un cambio. Pero si podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para disminuirla. Todos los esfuerzos destinados a que nuestro prójimo tenga una vida digna, siempre son buenos, pero debemos saber que ayudar a alguien a salir del estancamiento económico y vivir una vida digna, no se logra dándole dinero, se logra con un trabajo social integral, en todas las áreas de su vida. No olvidemos que el ser humano es: espíritu, alma y cuerpo, por lo que los planes sociales deberán estar enfocados a estas tres áreas. Si solamente le damos dinero y no han cambiado su manera de pensar, no cambiará su manera de vivir y muchos, sin generalizar, gastarán ese dinero de acuerdo a su escala de valores. Pero si en una primera instancia le ayudamos a suplir sus necesidades básicas de alimentación, higiene y salud, al mismo tiempo que le generamos el hábito de trabajo, si no lo tiene, o los reinsertamos laboralmente, si habían perdido su trabajo. Y realizamos un apoyo a la familia, los fortalecemos en valores éticos, morales y espirituales, obtendremos buenos padres, buenos ciudadanos, que habrán cambiado su manera de pensar, que se habrán dado cuenta que hay otra manera de vivir, por lo que serán ciudadanos dignos que ya no necesitarán ser “guiados” sino que sabrán “caminar” por si mismos y serán ellos quienes guíen e instruyan por el buen camino a sus hijos.
Publicado por Jorge Hernandez
Etiquetas: Editorial
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